martes, 13 de noviembre de 2012

¿Qué puede decir Fernández que no dijera el 27 de febrero?


 
SANTO DOMINGO (R. Dominicana).-  Considerado por algunos como una suplantación afrentosa de las obligaciones del presidente Danilo Medina con el país, el discurso que pronunciará esta noche Leonel Fernández no puede guardar sorpresas.

En el que pronunciara el 27 de febrero de este año, última “rendición de cuentas” convertida en apología autorreferencial, Fernández habló prolijamente, y ofreció sus datos estadísticos, sobre las diferencias abismales entre la economía que encontró en 2004 y la que dejaba ocho años después.

Fue un discurso pronunciado para persuadir de que, émulo de Hamlet, había cumplido con de “arreglar” el país, recuperándolo no solo de la “infortunada” gestión de Hipólito Mejía, sino llevándolo hacia estadios de desarrollo que sólo él, en su predestinación podía cumplir.

No hubo renglón de la economía, por insignificante que fuera, que Fernández no enrostrara a la sociedad como demostración irrebatible de la superioridad de su gobierno. Y, por consecuencia, de la irracionalidad de sus críticos. Desde la producción agrícola hasta la importación de computadoras y vehículos; desde la mejoría en la salud hasta las inversiones en educación que banalizan el reclamo del 4 %; desde la disminución de la pobreza hasta la concreción del sueño de convertir a Santo Domingo en un Nueva York chiquito; desde el fortalecimiento de las reservas a la recuperación del crédito internacional. Y así, hasta la última palabra de un discurso basado en oposiciones descontextuadas y, en ocasiones, maniqueas.

Del déficit fiscal de 187,000 millones de pesos dejados por su gobierno al de Danilo Medina, no aparecen trazas en su discurso de febrero. Causa de la reforma fiscal que moviliza el rechazo de la sociedad, fue por el contrario ocultado entonces.

“En los últimos cuatro años, el déficit del sector público no financiero se ha mantenido próximo al 2.9% del PIB, mientras que el déficit del sector público consolidado, que incluye al Banco Central, se ha situado alrededor del 4% del PIB.

“Ese déficit se ha debido, esencialmente, a la política adoptada por el gobierno de no transferir todo el aumento de los precios del petróleo a la tarifa eléctrica, subsidiar los precios  de varios productos alimenticios y el consumo del GLP a los sectores más pobres de la población.

“Ese nivel de déficit no se compara,  ni remotamente, con los déficit que superan el 10% del PIB, en algunos de los países desarrollados de Europa y Asia”. 

Se vanaglorió Fernández de haber ejecutado una política fiscal radicalmente distinta a la de su antecesor Hipólito Mejía, y lo hizo diciendo que:

 “La política fiscal encontrada en el  2004 era catastrófica.  Para esa fecha, éramos un país estigmatizado en los mercados financieros internacionales, dados los atrasos acumulados en el pago de la deuda externa e interna. 

“El acceso al crédito internacional estaba cerrado y la deuda dominicana era calificada como basura, ya que fue rebajada por las agencias calificadoras de riesgo a los niveles de CCC.

“En la actualidad, la deuda dominicana se encuentra en B+ y con una perspectiva estable”. 

Nada resume mejor el narcisismo y acriticidad de Fernández que la cita de Hamlet incluida a modo de comparación con la tarea que él mismo había cumplido durante sus doce años en la presidencia. Él había nacido para “arreglar el país”.

“¡El mundo está desquiciado!
¡Vaya faena, haber nacido
yo para tener que arreglarlo!”

Siendo así, nada nuevo puede decir Fernández que no haya dicho en ese texto que queda para la historia. Su decisión de hablar es, por tanto, una afirmación de la vigencia de su poder sobre la gestión del presidente Medina y un intento de resarcir su ego político, afectado por la desnudez de la debacle económica de la que es artífice.

Enlace donde puede consultarse el discurso
 http://toyjartoperocreoenmipais.files.wordpress.com/2012/02/lf_270212.pdf


Margarita Cordero/7dias.com.do
 

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