miércoles, 24 de julio de 2013

Servicio exterior: una vergüenza nacional que cuesta más de RD$1,400 MM en salarios al año

Escrito Por: Edwin Ruiz   // 2013/07/24   // 0 Comentarios
La nómina del Ministerio de Relaciones Exteriores de República Dominicana incluye 1,500 asignados en consulados y embajadas. Tres de cada cuatro no están acreditados oficialmente en los países y organismos multilaterales a los que fueron enviados, lo que significa que no pueden ejercer su función y, por lo tanto, cobran sin trabajar. Ver PDF Ver infografía Ver infografía Ver infografía
Fachada de la Cancillería.El 22 de agosto de 2011 el presidente Leonel Fernández dictó el decreto número 495-11, con el que desató una cadena de eventos que orillaron al país hacia el surrealismo de Macondo. Representantes de una avergonzada comunidad dominicana en Massachusetts reclamaron un freno a un “insólito desacato a la decisión del Presidente de la República Dominicana”.

Pero, aparentemente, esta historia tuvo un final feliz sólo para los causantes de la vergüenza nacional, y no para el país. Se trata de la destitución mediante decreto del cónsul Dominico Cabral, de Boston, Massachusetts, y su sustitución por Miguel Ángel Andújar.
El conflicto bajó de perfil, cuando con su acostumbrada política de nombramientos, el anterior presidente designó a Cabral como embajador alterno ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), puesto que no ocupa oficialmente por falta de acreditación, aunque cada mes cobra US$3,000, según la nómina de la Cancillería.

Y así, Andújar ocupa el codiciado puesto de cónsul de Boston, con la acreditación oficial del Departamento de Estado estadounidense, por cuyo desempeño cobra US$2,500 cada mes.
Según la nómina de la Cancillería, ante la ONU, el Gobierno dominicano ha designado a 76 personas, incluyendo a diez embajadores alternos, además del titular Virgilio Alcántara. Sin embargo, del total del personal designado, solo 26 están registrados en el “Blue Book” (de abril de 2013) de ese organismo internacional, lo que significa que apenas el 34% oficialmente constituye la misión permanente de República Dominicana ante esa entidad multilateral.

El resto, por tanto, son “botellas”, que incluyen al polémico Dominico Cabral y a otros cuatros embajadores alternos. En total, y según la nómina de la Cancillería, las 76 personas designadas ante la ONU le cuestan a los dominicanos que pagan impuestos US$112,000 cada mes, pero de este total, US$60,350 (equivalente al 54%) se destinan a saldar “los salarios gratuitos” de los 50 que no trabajan.
Con fines de comparación, se puede decir que Costa Rica, un país con una economía e intereses similares a los de República Dominicana, tiene designadas en su misión permanente ante la ONU a sólo 10 personas, encabezadas por el embajador titular y un solo embajador alterno.

Hasta julio de 2013, el personal designado al servicio exterior dominicano suma 1,502 personas, de los cuales 1,500 perciben un salario en dólares por parte del Estado, y dos son cónsules honorarios.
En los últimos años, este número ha crecido como la espuma batida por el festival de decretos “dudosos” (según la expresión utilizada por la embajada estadounidense en Santo Domingo en unos de los cables revelados por WikiLeaks) emitidos por Fernández para nombrar a correligionarios políticos.

En enero de 2012, el reputado periodista Juan Bolívar Díaz, en un reportaje sobre el tema, estimó que para esa fecha la nómina integrada por embajadores, embajadores alternos, consejeros, cónsules, vicecónsules, secretarios, etc., incluía 1,163 personas, lo que significa que en menos de un año y medio (hasta junio de 2013) el personal designado en el exterior fue inflado en 29.1%.

En salarios para este personal, el Estado gasta cada mes US$2.5 millones, lo que representa al año un monto superior a los US$32 millones. Un muestreo realizado mediante el cruce con algunas listas de acreditación consulares y diplomáticas de los países y organismos de destinos refleja que al 75% del personal diplomático y consular dominicano, el país u organismo internacional de destino le negó la acreditación. Esto significa que tres de cada cuatro nombrados no pueden ejercer sus funciones, lo cual los convierte en “botellas”.

Pero a esta cantidad hay que sumarle otros 136 “funcionarios de carrera diplomática” que aparecen en la nómina de la Cancillería sin identificación de nombres y apellidos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, que encabeza Carlos Morales Troncoso desde agosto de 2004, justifica estos nombramientos con la función genérica de “asignados a diferentes áreas según necesidades de servicios”. Por este concepto, el contribuyente dominicano paga más de RD$5.4 millones al mes, que al año suman RD$70.4 millones.

De este modo, y a la tasa de cambio promedio de lo que va de julio, la nómina del servicio exterior dominicano, solo por salario bruto, suma al año más de RD$1,400 millones. Este monto no incluye otras prestaciones y los derivados de la usual y opaca discrecionalidad en el uso de los ingresos consulares.
Una fuente cuenta que recientemente visitó el consulado de Nueva York y, al observar que estaban contando dólares, preguntó para qué eran y una empleada amiga le respondió: “Es para distribuir entre los compañeros”.

El consulado de Nueva York tiene designadas a 98 personas, y es una representación muy socorrida, a juzgar por los 56 cargos de “auxiliar consular” que incluye. Ninguno de ellos es reconocido como tal por el Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el país gasta al año en el salario de esos “compañeros” más de US$1.6 millones. También abundan sus vicecónsules. Cuenta con 39 y cada uno le cuesta al contribuyente dominicano US$1,750 mensuales. Apenas cuatro tienen la acreditación del Gobierno estadounidense.
La hipertrofia del servicio exterior dominicano es tan evidente que, con todo desparpajo, ha sido reconocida por el actual ministro de Relaciones Exteriores, Morales Troncoso, presidente del disminuido Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), una organización aliada al oficialismo.
En octubre de 2012, el funcionario declaró a la prensa que el 92% del personal del servicio exterior pertenece al oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y que la organización que dirige, el PRSC, apenas tiene nombrado el 8%.

Durante más de un mes, La Lupa Sin Trabas solicitó a través de la encargada de prensa Evelyn Estrella una entrevista a Morales Troncoso, y al director de la Escuela Diplomática y Consular del Ministerio de Relaciones Exteriores, y a solicitud de la institución, se envió un cuestionario con las preguntas. Sin embargo, ambos funcionarios ignoraron la solicitud.
A pesar de que la Cancillería tiene la Escuela Diplomática y Consular que opera desde 1999, al 15 de agosto de 2012 solo 57 personas estaban integradas a la Carrera Diplomática y Consular, de acuerdo con los requisitos que por ley impone el Ministerio de Administración Pública. Esto representa apenas el 3.7% del personal.

El excanciller Hugo Tolentino Dipp dijo que a la hora de otorgar la acreditación, de acuerdo con la Convención de Viena, los países juzgan la cantidad de diplomáticos enviados por la nación extranjera, y la capacidad aparente de las personas designadas. Si no cumplen con los requisitos, diplomáticamente, el Gobierno del país receptor niega el plácet.
En los cables revelados por WikiLeaks se puede mirar detrás del telón de esa postura diplomática. En uno de los despachos fechado en 2006, el embajador de Estados Unidos en República Dominicana notifica a su Gobierno que informó al presidente Fernández que “las personas recientemente nombradas como cónsul general en NY y cónsul general en San Juan deben comenzar a renunciar a su actual estatus como ciudadanos norteamericanos/residentes permanentes antes del 25 de octubre (de ese año)”. Añade que el mandatario dominicano le pidió una “exoneración” para que residentes legales puedan servir como diplomáticos”.

También se revela cómo el presidente dominicano abogó a favor de Teonilde Casado Cheung, cónsul general en Hong Kong, que fue detenida en Estados Unidos cuando iba de tránsito por estar acusada de “contrabando de personas para identificar a posibles migrantes”.
Asimismo, los cables mencionan a Francisco Estévez, “un cónsul en NY que fue acusado en EUA por tráfico de inmigrantes en diciembre de 2008”.
Los países se cuidan de una representación diplomática excesiva que se preste “a actos que no son los estrictamente diplomáticos”, explica Tolentino Dipp. El exceso de República Dominicana es tres de cada cuatro.

“República Dominicana está siendo objeto de burla en muchos países”

Hugo Tolentino Dipp, actual diputado y excanciller
Hugo Tolentino Dipp dirigió Relaciones Exteriores durante casi toda la gestión de Hipólito Mejía (2000-2004). (Foto: Orlando Ramos)
Hugo Tolentino Dipp dirigió Relaciones Exteriores durante casi toda la gestión de Hipólito Mejía (2000-2004). (Foto: Orlando Ramos)

¿Qué significa que un representante diplomático extranjero no sea acreditado por el estado receptor?

En el fondo, eso significa que ese estado considera que ya existe un número suficiente de diplomáticos acreditados de ese país, y que otro más no es necesario. Los países toman cierto cuidado de no tener una representación diplomática excesiva que se pueda prestar a actos que no son los estrictamente diplomáticos. Eso está establecido en las normas y convenios internacionales.
Pero, además, puede considerar que la persona designada no merece ser acreditada por el hecho de no contar con la capacidad aparente para ejercer funciones diplomáticas. Los estados juzgan las calificaciones de las personas, y al rechazarlas, lo hacen naturalmente en términos diplomáticos. Pero indudablemente no las aceptan.

En la ONU, República Dominicana tiene designado a 76 diplomáticos y en la OEA a otros 40. ¿Qué le parece?
Eso es escandaloso. Y fíjate en los consulados. El de Nueva York tiene, por poner un ejemplo, un enorme número de personas no acreditadas. Estados Unidos no los acredita porque considera que no son necesarios, porque no tienen el currículo adecuado o porque considera que son simples cargos de favores.

¿Qué usted cree que pasa con los graduados en la escuela diplomática y consular?
Es una burla a la carrera diplomática, a las justas ambiciones de jóvenes que la han cursado y que de buenas a primeras ven que no encuentran un lugar en el servicio exterior, por el hecho de que la política es lo que prima para poner a los favoritos del canciller o del presidente de la República. El presidente de la República es quien dirige las relaciones internacionales. Si permite que en la Cancillería dominicana suceda lo que acontece, es porque lo propicia. Es el mayor responsable.

Este abultamiento, ¿qué implicaciones tiene para el país?
Tiene una dimensión económica. Hay una utilización desproporcionada del presupuesto, y bastarda, además. Bastarda, porque evidencia un clientelismo que es toda una concepción de tipo político. Es una burla a un país pobre como el nuestro que no tiene recursos para desperdiciarlos.
Es decir, yo soy canciller, y presidente además de un partido político ligado al partido del Gobierno. Por consiguiente, por los aportes que yo he hecho, tengo derecho a valerme de los fondos del Estado, del presupuesto de la nación, a fin de favorecer a mis seguidores.

¿Son botellas los diplomáticos y cónsules no acreditados?
Pero claro que sí. Si usted no puede ejercer sus funciones de forma oficial, entonces usted está recibiendo un dinero sin poder ejercerlas. Entonces reciben un sueldo gratuito. Eso lo paga el contribuyente dominicano. Y todo esto forma parte de una concepción política que caracteriza al gobierno dominicano actual. Yo no digo que otros gobiernos no lo tuvieran. Yo estuve en la Cancillería y puedo decir que no pocas veces tuve que intervenir con el presidente de la República, y no me puede desmentir, para decirle que no eran posible tantos y tales nombramientos. Y son testigos muchos de los funcionarios que trabajaron conmigo de que no fueron pocos los decretos que yo archivé, porque consideré que no debía darle curso. Y por estos se me puede considerar como irrespetuoso con el presidente de la República. Pero debo decir que cada vez que yo iba a hablar con el presidente Hipólito Mejía, a fin de decirle que había muchos cónsules en tal sitio, él siempre fue bastante sensible con eso. ¡Que se busquen los archivos para que se vea cómo era la situación en la época de Hipólito Mejía!

¿Cree usted que ha habido un incremento…?
Ha habido un incremento, un abultamiento increíble. Yo tengo la información de una cantidad enorme de funcionarios diplomáticos que viven en el país, pero que están designados en otros países, inclusive, familiares de políticos importantes.

¿Cómo afecta la imagen del país?
Me parece que República Dominicana está siendo objeto de burla en muchos países, donde tiene un número de “diplomáticos” que no trabajan, que no conocen las reglas de la diplomacia, y las exigencias de las relaciones internacionales.

¿Cómo explica que en un gobierno como el del presidente Leonel Fernández, en el que se hablaba de modernización, de relaciones internacionales y de globalización, se llenara de “botellas” en el servicio exterior dominicano?
El presidente Leonel Fernández lo que tiene son discos grabados. Es una especie de vellonera. No le importa atropellar las ideas. Dice cosas que existen, que otros han dicho, y que él cree que son novedosas, como el problema de la competitividad. Son temas, por demás, labrados, y de buenas a primera lo dice, y yo creo que un poco en abuso de la ignorancia de nosotros, los dominicanos. Pero quizás, sin comprender que los dominicanos no son tan tontos, de que se dan cuenta de que hay más palabrería que realidad.

Considerando que la situación del servicio exterior es un legado del gobierno anterior, ¿qué usted le diría al actual presidente Danilo Medina?
Se le debe decir que el presidente de la República es el que dirige las relaciones internacionales, y que por consiguiente, cualquier tropiezo en ese sentido se le atribuye directamente a él. El canciller es solamente un intérprete de la posiciones de principio del presidente de la República. Pero además, el Presidente es quien dicta los decretos con los que se nombran a las personas.

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